Mendaval. Cazadores Oscuros IV
Solo, estoy solo desde hace tanto tiempo que he perdido la cuenta. Décadas que se convirtieron en siglos y que se llevaron a su paso los escasos remanentes de mi humanidad.
Rumores… quiero pensar que son solo rumores y que en realidad la magia no ha despertado, porque si es cierto lo que dijeron los cazadores del norte, eso de que una Mística había despertado y estaba instalada en Londres en casa del viejo… Si algo así fuera real, no tengo claro qué significaría. Que mis peores pesadillas, los secretos que escondo… todo se entrelazaría mientras empieza el fin del mundo.
Hace siglos que di por sentado que mi supervivencia fue debida a un capricho personal y desestimé la posibilidad de que este fuera mi destino. Sigo aquí, luchando noche tras noche, pese a que debería estar muerto, como todos ellos.
El último de los Gibbs.
Nunca pensé que ella tuviera razón: que el fin del mundo sería mi principio y no mi final.
Nunca lo entendí. Hasta que el afecto del hombre y la sed del cazador despertaron, haciéndome saber que debía enfrentarme a mi propio pasado para vivir el presente y luchar, juntos, por poder tener un futuro.
Esta es nuestra historia: la de un cazador solitario y una mujer capaz de arrasar a su paso, con o sin magia.